Edificios que miden el tiempo
Por Francisco Rubio – copyright
En la pequeña localidad zamorana de
Santa Marta de Tera, pedanía del municipio de Camarzana de Tera y
situado a unos 25 km al oeste de Benavente por la carretera del Lago de
Sanabria, existe una pequeña iglesia dedicada a su homónima Santa Marta. Este
hecho se nos antojaría irrelevante dada la cantidad de iglesias que llenan
nuestros pueblos, pero este templo alberga una peculiaridad, que sigue intacta casi
mil años después de su construcción.
En las fechas del Solsticio de Primavera
y del Solsticio de Otoño, es decir, los días en torno al 22 de marzo y 22 de
septiembre respectivamente, uno de los primeros rayos de sol del amanecer
penetra a través de un pequeño óculo situado en la cabecera de la iglesia.
Dicho rayo solar, proyectan su luz sobre la columna derecha que soporta un arco,
subiendo lentamente desde su fuste hasta alcanzar el capitel que lo corona.
El capitel iluminado lleva tallada una
figura antropomórfica asexuada ENVUELTA EN UN VESICA PISCIS, con caracteres un
tanto místicos y cuya simbología aun esta por descifrar de manera inequívoca.
Iglesia de la localidad de Santa Marta de Tera (Zamora) Fenómeno de la luz vespertina el día del Equinoccio |
Por su parte y en las mismas fechas de
los Equinoccios, un fenómeno muy similar se registra también en la iglesia de
la localidad burgalesa de San Juan de Ortega, ubicada a unos 25 km de Burgos
capital y a escasos 7 km de los yacimientos paleontológicos de la Sierra de Atapuerca.
Solo hay un aspecto que diferencia el
fenómeno lumínico de las dos iglesias. En el caso de la de San Juan de Ortega,
la iluminación del capitel se produce en el ocaso del sol, a eso de las cinco
de la tarde, por efecto de un rayo que atraviesa una ventana situada en la
fachada oeste del templo e ilumina, en un movimiento horizontal, un capitel que
representa escenas de la Anunciación y el nacimiento de Jesús.
Ambas iglesias tienen orientadas sus
cabeceras hacia el oeste puro, es decir el eje central de las iglesias es
este–oeste y el transversal norte–sur, marcando a la perfección los cuatro
puntos cardinales. Si la iglesia burgalesa esta en el Camino de Santiago
francés, la zamorana esta en el denominado Camino de Santiago mozárabe, procedente
del sur y que era utilizado por los cristianos que habitaban en territorio
musulmán, a los que se denominaba mozárabes o de costumbres arabizadas, aunque
su religión seguía siendo la cristiana.
Otro de los elementos que sorprende, es
que los capiteles en cuestión se encuentran ubicados en la misma posición y
coronados a su vez por un arco apuntado u ojival, lo que denotaría que la
época de construcción es pareja, en torno al siglo XII y puede que por
los mismos maestros canteros, ya que la distancia que separa las dos
iglesias es de apenas 230 km, lo que en la edad media venían a ser tres jornadas
a caballo.
Iglesia de la localidad de San Juan de Ortega (Burgos) Fenómeno de la luz del Ocaso el día del Equinoccio |
El fenómeno astronómico respecto al que
se articula el Equinoccio, se puede explicar hoy desde la óptica científica, mediante
el momento en el que el plano de la elíptica en el que se mueve la tierra
alrededor del sol, intersecta con el plano del ecuador terrestre, lo que supone
que en toda la tierra y durante esa jornada, el número de horas de día es
exactamente igual al número de horas de noche. Ese día tan especial,
denominado ancestralmente como el Equinoccio y cuyo significado es equi (semejante)
y noccio (noche) se da dos veces al año, en el denominado Equinoccio de Otoño
(23-24 de septiembre) y en el Equinoccio de Primavera (22-23 de marzo).
Estos dos peculiares calendarios astronómicos
y brújulas orientadoras en forma de edificio, son capaces de medir el tiempo astronómico.
Su situación en el Camino de Santiago resulto ser un importante punto de
referencia de las sociedad que los albergaba, ya que saber de manera precisa cuándo
se producía la llegada de la primavera o el otoño y por ende, el momento de
comenzar o concluir determinadas labores agrícolas y ganaderas, les daba una
ventaja competitiva respecto a otros. Y ese conocimiento fue transmitido a las
siguientes generaciones a través de fiestas y tradiciones, fijándose a su vez
en el inconsciente colectivo del pueblo.
En el caso de Santa Marta, no sabemos
cuándo se perdió por parte de la población la referencia a este preciso e
inmutable reloj, porque aunque en el siglo XVIII se coloco un retablo en la
cabecera, tuvieron la habilidad de dejar un hueco en el frontispicio
para que la luz equinozoidal siguiera señalando los cambios de estaciones, como
lo había venido haciendo durante siglos. Cuando en 1931 se declara a esta
iglesia Monumento Nacional y se inicia una pequeña restauración para suprimir
los elementos anacrónicos insertados, no se señala nada al respecto. Fue un
párroco de la localidad, vinculado al camino de Santiago, quien en 1996 se
percato del fenómeno, siendo hoy en día junto a la Iglesia de San Juan de
Ortega en Burgos, las únicas iglesias donde se conoce la existencia de este
fenómeno o “milagro de la luz” como algunos lo
denominan.
El bello espectáculo que ocurre en la
penumbra de esta iglesia a primera hora de la mañana, llama cada año a más
personas interesadas en observar y conocer lo que se esconde detrás de las
piedras que atesora nuestro patrimonio cultural edificado.
Próximas citas, 22 de marzo y 23 de
septiembre en ambas Iglesias.
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